El papa Francisco fallece a los 88 años en el Vaticano

Se confirmó la muerte del religioso tras un derrame cerebral. El pontífice había luchado contra problemas de salud en los últimos años

AGENCIAS/TDN

El mundo se despidió con tristeza de una de las figuras más influyentes del siglo XXI, el papa Francisco. El pontífice, quien marcó un hito como el primer Papa latinoamericano en la historia, falleció el lunes 21 de abril a las 07:35 horas en su residencia del Vaticano, dejando un vacío difícil de llenar en la Iglesia Católica y en el corazón de millones de fieles alrededor del mundo.

La noticia fue confirmada por el cardenal Kevin Joseph Farrell, quien con profunda solemnidad anunció el fallecimiento del obispo de Roma. “El Papa ha regresado a la casa del Padre”, dijo el cardenal, evocando la cercanía y compasión que Francisco cultivó durante su papado.

Horas después, la Santa Sede emitió un comunicado médico oficial detallando las causas del deceso. Según el informe firmado por el profesor Andrea Arcangeli, director del Departamento de Salud e Higiene del Vaticano, el papa Francisco sufrió un derrame cerebral hemorrágico, lo que provocó un sangrado interno en el cerebro y una pérdida irreversible de conciencia. Este evento fue seguido por un colapso cardiovascular, llevando a la muerte del pontífice. El reporte subrayó que la falta de oxigenación cerebral y el fallo multiorgánico resultaron en la pérdida definitiva de la actividad cardíaca.

El papa Francisco, quien había enfrentado varios problemas de salud en los últimos años, como la dificultad para caminar y la realización de intervenciones quirúrgicas, se encontraba en un estado delicado. Sin embargo, su partida llegó de manera inesperada, sin que se anticipara un desenlace tan inmediato. La noticia conmovió tanto a la Iglesia como a la comunidad global, que lo reconoció como un defensor incansable de los derechos humanos, la paz y la justicia social.

A lo largo de su papado, Francisco transformó la visión de la Iglesia Católica, buscando acercarla a los problemas contemporáneos sin perder su esencia espiritual. En un pontificado que duró más de una década, promovió reformas dentro de la institución, abogó por la reconciliación y propuso una Iglesia más inclusiva, que atendiera las necesidades de los más vulnerables. Con su partida, no solo se cierra una era para la Iglesia Católica, sino que también se deja una huella profunda en la historia religiosa y mundial.

“Con su partida, no solo se cierra una era para la Iglesia Católica, sino que también
se deja una huella profunda en la historia religiosa”