Se abre votación para elegir al nuevo papa

Tras la muerte de Francisco, 133 cardenales decidirán el futuro de la Iglesia en un cónclave que inició este 7 de mayo

AGENCIAS/TDN

Tras la muerte del papa Francisco el 21 de abril, el Vaticano se enfrenta a una nueva elección papal en un momento de tensión ideológica y redefinición de liderazgo. Más allá del simbolismo de la Capilla Sixtina y el humo blanco, el cónclave del 7 de mayo reunió a 133 cardenales para decidir algo más que un nombre: decidirán si se da continuidad al perfil reformista del papa saliente o si se regresa a una postura más conservadora dentro del catolicismo.

Con 108 de los cardenales electores nombrados por el propio Francisco, el perfil de los papables refleja una inclinación hacia la apertura pastoral y la atención a los márgenes sociales. Aun así, el cónclave es también escenario de negociaciones, tensiones geopolíticas y bloques ideológicos que se han fortalecido en silencio durante los últimos años. El peso de las decisiones no se mide sólo en votos, sino en el rumbo moral que se imprimirá a más de mil millones de fieles.

El arzobispo filipino Luis Antonio Tagle destacó como el nombre que encarna con mayor fuerza el legado de Francisco. Su cercanía a los pobres, su discurso inclusivo y su visión pastoral lo posicionan como un puente entre continentes y generaciones. Sin embargo, figuras como Pietro Parolin o Matteo Zuppi representan la institucionalidad y la diplomacia interna del Vaticano, cualidades que podrían inclinar la balanza hacia una figura menos disruptiva.

Aunque pocos admiten abiertamente sus preferencias, el cardenalato se encuentra dividido entre quienes buscan un papa que consolide la transición iniciada por Francisco, y aquellos que ven con preocupación los cambios en la doctrina, el papel de la mujer en la Iglesia o el trato hacia las diversidades sexuales. El próximo papa no sólo será un pastor espiritual, sino también un símbolo de la dirección política de la Iglesia católica en tiempos convulsos.

El cónclave no ocurre en el vacío. La crisis de vocaciones, los escándalos de abuso, el avance de la secularización y las tensiones globales afectan directamente las decisiones que se tomen en Roma. Quien salga elegido deberá lidiar con una fe global cada vez más fragmentada, y al mismo tiempo, mantener la autoridad de una institución milenaria que hoy, más que nunca, necesita redefinir su lugar en el mundo moderno.