El cierre fronterizo por plaga inquita al campo

El brote de gusano barrenador reactiva alertas en la frontera. Ganaderos temen que el impacto supere los 15 días anunciados

AGENCIAS/TDN

El cierre temporal de la frontera estadounidense a la exportación de ganado mexicano no solo marca una pausa en el comercio binacional, sino que también pone a prueba la coordinación sanitaria entre ambos países. Aunque la suspensión fue anunciada como una medida preventiva de 15 días para revisar la campaña contra el gusano barrenador, el mensaje es claro: Estados Unidos no está satisfecho con la estrategia implementada en México.

El titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), Julio Berdegué, rechazó públicamente la decisión de su homóloga estadounidense, Brooke Rollins. Aunque intentó suavizar el golpe asegurando que confía en un pronto acuerdo, el anuncio expuso una grieta en la cooperación técnica que ambos gobiernos habían presumido como sólida. Más allá del intercambio diplomático, el cierre afecta a productores, exportadores y veterinarios en ambos lados de la frontera.

Lo que está en juego no es solo el movimiento de animales, sino la credibilidad de un sistema de control zoosanitario binacional que lleva décadas construyéndose. El gusano barrenador, una plaga devastadora para el ganado, ya había sido erradicado en el pasado gracias a esfuerzos conjuntos. La reaparición del problema y la respuesta unilateral de Estados Unidos reflejan una desconfianza que puede tener consecuencias más duraderas que los 15 días anunciados.

Para los ganaderos mexicanos, el impacto no se limita al freno económico. La decisión de suspender las exportaciones en pleno tránsito pone presión sobre un sector que depende de esos ingresos y que ya enfrenta altos costos en sanidad animal. Si bien el gobierno asegura que el ganado actualmente en proceso será examinado y tratado, el futuro inmediato de las exportaciones queda en suspenso.

Lo más preocupante es el trasfondo político de una medida que se presenta como técnica. Rollins ha vinculado el tema con la seguridad nacional, lo que introduce un matiz que rebasa lo sanitario. Si el gobierno mexicano no logra demostrar con rapidez un control más efectivo del brote, el mensaje podría escalar hacia un distanciamiento comercial más profundo. Por ahora, el reloj corre y el ganado espera.