Estados Unidos incrementa patrullaje aéreo por cárteles

Las fuerzas armadas estadounidenses despliegan aviones de alta tecnología sobre México para combatir el tráfico de drogas

AGENCIAS/TDN

La frontera entre México y Estados Unidos ha sido históricamente un punto de fricción, pero el reciente aumento en los vuelos de vigilancia militar estadounidense marca un cambio de enfoque sin precedentes. En un lapso de diez días, aviones espía de última tecnología han sobrevolado la frontera sur y el espacio aéreo internacional en Baja California, en lo que parece una escalada en la estrategia antidrogas de Washington.

Fuentes militares revelaron que estas misiones superan con creces la actividad habitual de monitoreo en la región, lo que genera inquietud sobre sus verdaderos alcances. Mientras la administración de Donald Trump avanza en su intención de clasificar a los cárteles como organizaciones terroristas, la creciente presencia de aeronaves como el U-2 y el RC-135 alimenta especulaciones sobre un posible uso ofensivo de la información recolectada.

El despliegue de estos aviones, tradicionalmente empleados en conflictos de alto riesgo y operaciones contra potencias extranjeras, sugiere un giro en la percepción de la amenaza que representan los cárteles para la seguridad nacional estadounidense. Expertos en defensa advirtieron que la línea entre la vigilancia y la intervención directa se vuelve cada vez más difusa, lo que podría tensar aún más la relación con México.

El gobierno mexicano ha mantenido cautela en sus declaraciones, pero la creciente militarización en la frontera plantea desafíos diplomáticos. Analistas coincidieron en que, si bien el narcotráfico es un problema compartido, una estrategia unilateral por parte de Washington podría desembocar en una crisis binacional. La incertidumbre sobre cómo se usará la información obtenida en estos vuelos mantiene en vilo a ambas naciones.

La vigilancia aérea intensificada se produjo en un contexto político donde la presión para actuar contra los cárteles es cada vez mayor. Sin embargo, la historia ha demostrado que la militarización no es una solución definitiva. Más allá del espionaje desde las alturas, la clave sigue estando en la cooperación binacional y en abordar las raíces económicas y sociales del problema.

“Más allá del espionaje desde las alturas, la clave sigue estando en la cooperación binacional
y en abordar las raíces económicas y sociales del problema”