
La formación continua, basada en simulacros realistas, es esencial para garantizar una respuesta sea rápida, eficiente y efectiva
DAMIÁN CERVANTES/TDN
En la Auditoría Superior del Estado (ASE), se promovió una cultura sólida de Protección Civil como parte de una estrategia para fortalecer las capacidades de reacción ante situaciones de emergencia. Dada la alta afluencia diaria de personas en las instalaciones, que incluyen aproximadamente 450 trabajadores y más de 100 visitantes, la preparación para un posible desastre es crucial.
El edificio que alberga a la Auditoría no solo es un centro de trabajo, sino un espacio donde diversas actividades administrativas tienen lugar constantemente. La ASE ha asumido la responsabilidad de involucrar a todo su personal, desde los brigadistas hasta los visitantes, en un proceso de preparación que incluye simulacros periódicos. Estos ejercicios, que se realizarán tanto a nivel estatal como nacional, son una herramienta fundamental para asegurar una respuesta ágil y coordinada en caso de un evento real.
El mensaje es claro: la seguridad depende de la participación activa de todos. En este sentido, la Auditoría hizo un llamado a la responsabilidad compartida, donde cada individuo juega un rol esencial en los simulacros, y de manera indirecta, en el bienestar colectivo. El objetivo no es solo cumplir con un protocolo, sino generar conciencia y compromiso en todos los que transitan por sus instalaciones.
La participación en los simulacros no es un acto aislado, sino una inversión en la preparación colectiva. Según especialistas en Protección Civil, la formación constante y la práctica en condiciones controladas incrementan la efectividad de las respuestas ante emergencias reales. Este tipo de ejercicios también permitirán identificar áreas de oportunidad y mejorar los planes de evacuación, de primeros auxilios, y de atención inmediata a víctimas.
El fortalecimiento de las capacidades de respuesta en la ASE reflejó un compromiso con la seguridad de todos, más allá de las fronteras del edificio. El fomentar esta cultura de protección civil y la participación activa de la comunidad administrativa y visitante contribuye a un ambiente más seguro, no solo dentro de las instalaciones, sino también hacia el exterior.
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