La LXIX Legislatura marca una diferencia con acciones concretas y una agenda centrada en resultados visibles
KEVIN NARVARTE/TDN
En un momento donde la confianza pública hacia las instituciones se gana a cuentagotas, Luis Ignacio Avendaño Bermúdez ha decidido colocar al Congreso del Estado como una pieza clave para restaurar esa relación. Desde la presidencia de la Mesa Directiva, ha impulsado un trabajo legislativo enfocado en el doble frente de la rendición de cuentas y el desarrollo con perspectiva social.
Uno de los llamados más firmes ha sido hacia los ayuntamientos, a quienes se les exhortó a presentar sus Cuentas Públicas. No se trata de un trámite más, sino de una exigencia mínima para aspirar a gobiernos confiables y responsables. Avendaño Bermúdez ha insistido en que sin fiscalización no hay progreso duradero, ni legitimidad posible.
Además, ha apostado por un enfoque territorial al promover la instalación de Comités Municipales de Desarrollo Turístico, convencido de que el turismo puede ser motor de justicia económica si se gestiona con visión local. Esto no es una política genérica: es una invitación a que los municipios construyan su propio futuro con herramientas claras.
Las reformas a las leyes de Desarrollo Social y de Turismo no solo modernizan el marco normativo; colocan al centro a quienes históricamente han sido ignorados: niñas, niños y adolescentes. Para Avendaño Bermúdez, legislar con enfoque de protección es dar pasos concretos hacia una sociedad más justa y menos desigual.
En medio del ruido político, su liderazgo ha consistido en sostener una línea clara: menos discurso vacío y más trabajo con sentido. La LXIX Legislatura, bajo su presidencia, ha buscado no solo producir leyes, sino darles propósito. Y en esa ruta, Avendaño Bermúdez empieza a consolidar una gestión que no pasa desapercibida. Su visión apunta a un Congreso que legisla con rostro humano y compromiso territorial.
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